martes, 14 de julio de 2009

Bolsas, bolsas y más bolsas.

El otro día al volver de las rebajas me llamó la atención mi esposa sobre la cantidad de bolsas que habíamos acumulado, cuando todo lo que habíamos comprado hubiera cabido en una sola. Hoy hemos comprado verdura, fruta, pan... y al final cuando terminamos de colocarlo todo volvíamos a tener otro montón de bolsas inútiles y sucias. Los primeros culpables nosotros por no hacer como hacían nuestros abuelos y abuelas que se llevaban la bolsa o el canasto de casa, pero evidentemente la educación de la sociedad del derroche y su forma de actuar al final te llevan a comportarte de una forma que no debes. Pongo el ejemplo de un bote de dentrífico metálico o plástico que contiene toda la información que necesitamos, viene en una caja de cartón que repite dicha información, y envuelta en celofán; cuando lo compramos en la farmacia nos lo envuelven en ese papel suave con el nombre del farmacéutico y nos lo dan en una bolsa pequeña; al llegar a casa tiramos la bolsa (es muy pequeña), el papel, el celofán y el cartón... al final en el cuarto de baño sólo queda el bote, ¿no podrían darnos sólo el bote?. El resto de los envases sobran. Es la sociedad del derroche, de los envases.

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