martes, 13 de julio de 2010

Escéptico y Creyente


Puede ser complicada la combinación, y de hecho un compañero de trabajo y su hijo, a los que aprecio muchísimo, me dicen continuamente que es incompatible. Yo les contesto lo que aquí escribo. Mis creencias vienen de una serie de fuertes vivencias que me hacen seguir queriendo creer, más que creer realmente, así, cuando rezo, algo que hago menos de lo que debo, pido muchas veces fe, esperanza y caridad (dar y saber recibir) para mí y mis conocidos. Por otra parte soy tremendamente escéptico y cada vez me creo menos las noticias, los comunicados… necesitando demostración técnica-científica de lo que me dicen. ¿Cómo compagino estas facetas?, bueno, Santo Tomás fue un escéptico y hasta que no vio no creyó (no consta que metiera los dedos en la llaga), me gustaría ser como él pero la cosa es muy difícil porque entre otras cosas Santo Tomás era un valiente, recordemos que mientras todos estaban encerrados rezando, él salió para ver cómo estaban las cosas… con dos “eggs”. Saludos y que mis colegas escépticos no se mosqueen mucho conmigo, nadie es perfecto.

8 comentarios:

  1. Queridos lectores.
    He escrito un comentario a esta publicación de Rafael y el programa no me deja subirlo porque es demasiado largo. Si les parece, lo voy a publicar en varios comentarios consecutivos que habrá que leer en orden. Sintiendo las molestas, espero que os interesa.
    Un saludo.

    El escepticismo es propio de un hombre de ciencia, como tú, Rafael. Sin esta capacidad, aún seguiríamos en la baja edad media (tragándonos las cosas por que sí, porque lo dice alguna Iglesia y punto en boca)

    El conocimiento que el hombre tiene del Mundo que nos rodea es enorme. Pero más enorme aún es el conocimiento que todavía no tenemos. El que está por llegar. Es por eso que es asumible la cabida aún en el

    siglo XXI de la capacidad para creer en algunas personas cultivadas. Aunque con el paso de los años y el avance de la ciencia, ese espacio en el que el conocimiento no llega a penetrar y que es ocupado por

    la fe, va siendo acotado y reducido constantemente. Cabría pensar, llegados a este punto, qué camino llevan los avances del conocimiento y los consecuentes retrocesos de la fe a lo largo de los siglos. El

    recorrido es siempre en la misma dirección: "avanza el conocimiento y por lo tanto disminuye el espacio ocupado por la fe". Sólo aquellos que ignoran la ciencia pueden permitirse omitir este hecho.Todavía

    hay religiones (caso del Islam) que siguen afirmando que literalmente existieron Adam y Eva. La Iglesia hace ya un tiempo que se desmarcó de esto explicando que se trata de una "parábola". Cuando es una

    historia que científicamente no se sostiene.
    Pero quiero ofrecer un pequeño ejercicio de pensamiento: Nos basaremos en una conjetura y en su inversa para ver a qué conclusiones llegamos:

    ResponderEliminar
  2. ((Comentario 2))
    Conjetura 1: "el conocimiento contenido en el Universo es infinito"

    Siendo así, por mucho que avance la ciencia, nunca llegaremos a tener en nuestro poder todo el conocimiento existente. De esta manera podemos pensar que Dios existe y que es el auténtico portador de ese

    conocimiento. De hecho, siendo Dios parte de la naturaleza/universo, en ese conocimiento se contiene también una descripción de Dios. Es por esto que el conocimiento total del universo debe de ser infinito,

    para poder abarcar también el conocimiento de Dios. De hecho el conocimiento de Dios debe equivaler al conocimiento mismo del Universo.
    Contrastemos esto con lo que sabemos del universo por nuestras observaciones astronómicas. Se sabe que el universo no es infinito. Está limitado. Tenía una masa y unas propiedades físicas en un momento dado.

    Actualmente está en expansión y esas propiedades se han ido acomodando hasta la situación actual. Sin embargo prevalecen una serie de constantes cuánticas que "definen el tipo de universo" al que

    pertenecemos. Por lo tanto, si el conocimiento del universo es Infinito, como sostenemos en nuestra conjetura inicial, infinito también debe de ser el universo. Esto está en contradicción con nuestras

    observaciones astronómicas y con nuestro conocimiento físico. Existe la posibilidad (por sugerir una huida fácil) de que Dios no esté contenido en el universo. Que sea una especie de "observador"

    extrauniversal, que sólo se limite a "existir al margen del universo", pero sin posibilidad de intervención alguna. De esta manera, su existencia queda al margen de la física y de nuestras observaciones. Su

    intervención es imposible, puesto que de ser así, introduciría en nuestro universo (es un sistema aislado) cambios que dejarían a los científicos patidifusos al no poder "casarlos" con el resto de nuestros

    conocimientos. Es como si intentamos entender una carambola en una mesa de billar y de repente alguien inclina la mesa. Es hacer trampas en el juego y desvirtua cualquier cálculo sobre cinemática en la que

    intervengan las bolas, el taco y un tablero horizontal. En consecuencia, una intervención "divina" crearía tal desbarajuste que traería de cabeza a los científicos.

    Entiendo por lo tanto que si Dios existe, debe de ser finito para estar contenido en nuestro universo de acuerdo a las observaciones y al estado de la ciencia actual o, por el contrario, ser un ser ajeno al

    universo y sin posiblidad de interactuar con él ni con parte del mismo.

    ResponderEliminar
  3. ((comentario 3))
    Volvemos a revisar la conjetura inicial.
    Conjetura 2 : "El conocimiento del universo es finito"

    De aquí se deduce que Dios, el Dios que nos describen las grandes religiones monoteistas no tiene cabida en este universo finito, por ser demasiado grande (infinito). Por lo tanto, como concluimos en la

    conjetura anterior, de existir, queda totalmente fuera del universo.

    Cabe la posibilidad de pensar en Dios como en una especie de masa gigantesca en uno de cuyos límites (algo puede ser infinito y tener límites no obstante, véase por ejemplo en matemáticas el concepto de

    asíntota)sea "tangente" nuestro universo. Somos por lo tanto una "peca" en la infinita piel de dios.Existe una parte de Dios (tan grande como el universo mismo) que está en contacto con nosotros, o mejor

    dicho, que somos nosotros. Definimos el Universo como un conjunto de "células" en algún minúsculo lugar de la epidermis de Dios. Por lo tanto, cualquier intervención divina por parte de Dios sería a través

    de esas mismas "células" de su piel que comparte con nosotros. Ninguna otra parte de Dios puede intervenir en nuestro universo pues introduciría nuevos cambios en las constantes de nuestro universo que

    serían incompatibles con el conocimiento actual (el conocimiento científico está basado en el método científico y por lo tanto, todo lo que aporta está comprobado y demostrado)

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. ((comentario 4))
    Siguiendo esta última linea de pensamiento en la que, como digo, el Universo podría ser tangente a Dios, la única posibilidad de que fuera posible una intervención divina sin romper con los principios de la física actuales sería que esos elementos a través de los cuales podría intervenir Dios, ya existieran en el universo desde su creación inicial, por lo que quedan dentro de nuestro universo y no alteran sus cualidades. Serían una suerte de instrumentos que habrían permanecido activos o no para satisfacer los "gustos" o "deseos" de este Dios. Digamos que Dios, durante la "creación" del universo habría implementado estas "herramientas" en el universo con las instrucciones para actuar a lo largo de los millones de años de existencia que tendría por delante el universo primigenio. Es por esto que Dios debería de tener, entre otras, la capacidad para conocer de antemano todo lo que va a pasar en la historia del universo y dar de antemano las órdenes a esas herramientas. De lo contrario, esas herramientas actuarían según sus propios "criterios". Pero esos criterios, si obedecen a las decisiones de Dios, un Dios infinito, deben de estar alojados en unos seres con una capacidad tan grande como la de Dios para razonar y tomar decisiones. Osea, una capacidad infinita. Pero ¿cómo contener una capacidad infinita en unos seres que pertenecen a nuestro universo finito? He aquí una contradicción. Algún amante de las matemáticas podría argumentar que existen superficies infinitas contenidas en volúmenes finitos. Bien, esto es cierto para las matemáticas, pero no para la física. Los objetos contenidos en nuestro universo están constituidos por moléculas y éstas por átomos. Los átomos se dividen a su vez en unidades subatómicas cada vez menores, pero aún así en un número fitino. Podría un hipotético Dios quizás construir superfices en 3 dimensiones o en más,plegadas sobre si mismas separadas apenas una unidad imposible de medir y con espesores prácticamente cero. Pero para llegar a ser infinita su superfice (en la q podría estar escrita la información de manera similar a como se escriben los datos en tecnología digital) necesitaría un espesor cero. Ni siquiera las partículas más pequeñas conocidas tienen ese espesor.

    ResponderEliminar
  6. ((comentario 5))
    Por lo tanto estas "herramientas de Dios", a falta de que nos topemos con una de ellas y la podamos estudiar, se antojan como algo que no pertenece a este universo. Podemos tomar la decisión de creernos que existen
    por que sí y ya está. Acabamos el problema aquí. Pero esta manera de actuar no es la que nos ha traido hasta el siglo XXI. Sino que es más bien la que ha empleado y emplean las grandes religiones para mantener amordazadas las mentes de sus creyentes: "esto es así porque lo decimos nosotros y no hay más discusión". Yo lo que ofrezco es un ejercicio de razonamiento, no una imposición de ideas sin base argumental alguna.

    En conclusión de todo esto:

    1: En caso de existir Dios, éste es ajeno a nuestro universo. No puede tener capacidad alguna sobre nosotros y si la tiene, dejó de ejercerla al menos desde que el hombre hace ciencia o, por el contrario, la ejerce y la ciencia juega al gato y al ratón con él: la ciencia le persigue y Dios se escabulle como puede. Es una idea un poco absurda.

    ResponderEliminar
  7. ((comentario 6))
    2: Dios existe ajeno a nuestro universo e implementó en el origen del mismo una serie de "agentes o herramientas" con las instrucciones adecuadas para manipular el destino de las cosas. Dado que no tendrían la capacidad de Dios para decidir qué hacer, estos "agentes" deben de tener grabadas las órdenes. Esto implica que Dios es conocedor de todo lo que ha pasado y estar por pasar y, por lo tanto es responsable tanto de lo "bueno" como de lo "malo" de este Mundo... menudo "padre".

    3. Dios no existe. No tiene cabida en la existencia de un universo tan estudiado y del que cada día se extraen nuevos conocimientos. Hasta la fecha no es necesario para explicar la existencia de lo que vemos. La ciencia va avanzando. Todavía no ha alcanzado la totalidad del conocimiento posible en el universo, pero da pasos grandes cada año, enormes cada década y fabulosamente gigantescos cada siglo. Y a cada paso acorrala a Dios más hacia el fondo del desván. Aunque es un desván muuuuuuy grande. Concluir que Dios existe y es el creador de todo es una solución al enigma demasiado fácil... por eso a mí me chirrían los oidos un poco cuando veo en ti, Rafael, al creyente y al escéptico. Lo respeto y me gusta, porque de esa dicotomía se emana quien eres y hasta la fecha me consta de que eres una bellísima persona

    ResponderEliminar
  8. ((comentario 7))
    Como corolario final, asumo que no hemos podido demostrar tajantemente la no existencia de Dios, aunque creo que se evidencia claramente lo rebuscado que puede ser pensar en la existencia de tal ser y mucho más pensar que además de existir tiene algún tipo de relación o de poder hacia nosotros.

    Espero no haberos aburrido mucho. Estoy abierto a todo tipo de críticas y comentarios.

    Un abrazo, Rafael, y seguimos hablando

    ResponderEliminar