viernes, 26 de agosto de 2011

Falacia 1: Atacando a la persona


Se ataca personalmente al individuo y no sus afirmaciones. Los crédulos dicen que los demás no tienen una mentalidad abierta, el "otro bando" cae en la trampa cuándo en la disputa dicen de los otros que están locos o son bobos.
Ejemplo ambiental de Ian Woodward:
"Los que se oponen a un determinado proyecto demonizarán al promotor del mismo, atacándole personalmente (ya sea a la empresa o a la cabeza visible) y dejando de lado las evidencias. Siendo la naturaleza humana como es, es una buena táctica. Es muy fácil convencer al público para que odie a un promotor demonizado, y esto aleja la atención de la evaluación de las consideraciones medioambientales y la sustituye por una elección entre "buenos" y "malos". Y dada esta (falsa) elección ¿quién elegiría a los malos? También los trabajadores ambientales pueden ser víctimas de tales ataques, con los opositores intentando desacreditarles por haber estado en contacto con "los malos"".
En Huelva tenemos un clarísimo ejemplo cuándo no se atiende a las indicaciones de los técnicos que llevan (llevamos) decenas de años trabajando con los productos y procesos de la discordia porque dicen que somos "estómagos agradecidos". Me han pagado por hacer mi trabajo de forma decente y de la mejor forma que he sabido y podido, si en algún momento hubiera pensado que con mi trabajo podía dañar la salud de mi familia, amigos y vecinos, hubiera dejado de hacerlo; sin embargo se nos tacha de delicuentes ambientales (contaminamos a conciencia las noches y festivos) y de tener muy "mala leche" (acuesto a mis hijos, los arropo y me voy a la fábrica a fumigarlos y envenenarlos). Lo malo es que la gente los cree ¿quién se pone de nuestro lado, de "los malos"?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario