jueves, 21 de mayo de 2009

Envases, ¿para qué tantos?

El uso de envases es uno de los males de nuestra sociedad derrochadora, por ejemplo. Voy a la farmacia y compro un bote de dentrífico, que viene dentro de una caja de cartón (que repite todo lo que pone el bote) envuelto en papel de celofán, además, mi farmacéutica que es una persona agradable me lo envuelve con su papel y me lo pone en una pequeña bolsa. Cuando llego a casa tiro la bolsa porque es muy pequeña y no me sirve, tiro el celofán para acceder a la caja y tiro la caja porque el cartón se estropea en el cuarto de baño. Al final, en el vaso, sólo me quedo con el bote de plástico que contiene el dentrífico. Por el camino he tirado una bolsa, un envoltorio de papel y otro de celofán y una caja de cartón. ¿No sería mejor llevarme sólo el bote y evitar el resto de envases?, porque evidentemente no me voy a llevar el dentrífico en la mano. Mira tu bolsa de basura y espántate de la cantidad de envases que tiras. Mis abuelos casi no generaban basuras, las orgánicas se las comían los cerdos, las gallinas y el perro, el papel y las cuerdas se guardan para reutilizarlas, etc.; lástima haber perdido esas buenas costumbres dentro de nuestras limitaciones (ya no tenemos gallinas ni cerdos en casa, gracias a Dios).

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