
Según un artículo publicado en ”El Noticiero Bilbaino“ del 12 de julio de 1890, se describía así:
Consistía en unas vías de 250 pies de longitud y 20 de ancho, con dos hileras de railes, separadas tres pies y tres pulgadas entre si, con una pendiente del 5%.
El carro, provisto de ruedas que discurren por los cuatro carriles, carga el mineral a unos 70 pies sobre los carriles, con lo cual sobrepasa la cubierta de los buques ordinarios.
La torre, está unida a tierra por cables de acero apoyado en poleas fijas en las rocas. Al extremo del cable en tierra, se unen unos pesados carros que descienden por un plano inclinado, atrayendo a la torre hacia tierra cuando queda vacía.
El mineral, que llega de las minas, no muy distantes, por un tranvía aéreo, baja a un cargadero, cuya puerta se abre automáticamente al acercarse la torre vacía, cerrándose al llenarse con unas 100 toneladas y exceder su peso al de los carros, alejándose entonces la torre hasta el buque. Moviendo una palanca, se inclina la plataforma y el cargamento cae casi instántaneamente sobre el barco repitiéndose la operación.
Su autor, Alberto del Palacio, fué el arquitecto autor del Puente de Bizkaia (Puente Colgante), del Palacio de Cristal Retiro y de la Estación de Atocha en Madrid.
El último cantilever. Cárcamo, J.; Hernández, A.; y otros. Campaña nacional de arqueología científica e industrial para jóvenes, 1988. Inédito
Leido en: http://www.avpiop.com/patrimonio/documents/24.html
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