jueves, 21 de abril de 2011

Medios de Comunicación y una Ratonera


Hace tiempo que no escribo en el blog, no tengo tiempo ni de rascarme, cómo decimos por Andalucía. Hoy haré una breve reflexión sobre uno de los temas a los que continuamente le doy vueltas: La comunicación y los Medios de Comunicación.
Sólo pongo por delante un hecho y espero que medites y saques tus conclusiones que no pueden estar muy alejadas de las mías.
El hecho es que varios días después del terremoto de Japón sólo se habla de los problemas en los reactores nucleares afectados, nadie se acuerda ya (no los nombran) de los miles de muertos y desaparecidos (muertos ya casi seguro), de la enorme cantidad de personas que lo han perdido todo y tienen que comenzar una nueva vida lejos del lugar donde estaban sus casas (que ya no existen) y sus modos de vida (que también han desaparecido)… de tantas tragedias personales que se nos tendría que rajar el corazón, pero claro, eso no nos afecta (eso creemos), pero la contaminación radiactiva me puede llegar y por eso me preocupo. Si a la hora de acostarte te dicen que un terrible terremoto destruirá la costa de China te sentirás mal un rato, pero al final te duermes; pero si a la misma hora te dicen que por la mañana te arrancarán de cuajo la uña de un meñique te aseguro que no duermes.
Acabo de escuchar en la radio que en Japón se ha producido un nuevo terremoto, a continuación sólo han notificado las consecuencias (o ausencia de ellas) sobre las centrales nucleares.
Recordemos el cuento del ratón que vio que ponían una ratonera y fue llorando a la gallina que le dijo que la dejara comer tranquila que con ella no iba la cosa, cuando se lo dijo al cordero este le dijo que lo lamentaba mucho y cuando se lo dijo a la vaca… te puedes imaginar. Esa noche se escuchó el sonido de la ratonera al saltar, la mujer salió de la cama a la cocina para ver al ratón muerto, pero era una víbora pillada por la cola y que le mordió en el pie descalzo. Para reponerse, el médico le mando caldo de gallina, así que está pasó del corral a la olla. Como no mejoraba y los vecinos y familiares estaban siempre en casa, el marido tuvo que matar al cordero para comer todos, y después matar a la vaca para poder pagar el entierro de su mujer que no pudo superar el trance. Al final, el ratón sólo, pero vivo, siguió campando a sus anchas y vigilando no le cogiera ninguna ratonera.
Ya comenté aquí que me preocupan, más que las nucleares, los miles de productos que han ido a parar al mar y que sí pueden afectar a los alimentos que consumimos de una forma más grave posiblemente que si la central nuclear al final tiene el peor desenlace.
Espero tardar menos la próxima vez. Saludos.

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