sábado, 2 de octubre de 2010

Medalla a Labordeta


Hace poco nos dejó Labordeta, “el de la mochila” para amigos y enemigos; evidentemente hay personas que no lo tragaban y otros a los que caía especialmente bien y que compartían sus ideales, quizás más que sus ideas particulares. No hablaré aquí de él, para eso hay otros foros, lo que quiero es hablar de esas medallas “a título póstumo”, sobre todo cuando la muerte se vio cercana a la persona fallecida.
El “a título póstumo” se crea para cubrir uno de estos escenarios: o la muerte repentina de una persona o el descubrimiento con el paso del tiempo de que una persona fallecida era merecedora de un reconocimiento que no tuvo en vida.
Pero cuando una persona ha hecho méritos sobrados para recibir un galardón y se espera al día siguiente a su fallecimiento para concederlo, es sólo fruto de la torpeza y falta de tacto de algunas personas. ¿Porqué no se lo concedieron el día antes de morir y no el día después? ¿Piensan que se levantará milagrosamente del lecho y hará desméritos al galardón?.
Por favor un poco de tacto, y dejemos el “a título póstumo” sólo cuando los acontecimientos nos desborden.

1 comentario:

  1. Esto que abordas sobre las medallas póstumas lo contestas en la publicación anterior al decir que los políticos se preocupan por los asuntos sólo por interés político y ventaja electoral. Raramente lo hacen por motivos técnicos o humanos.

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